Espíritu democrático

No tengo ni la más remota idea de hacia donde nos van a llevar el aluvión de acontecimientos que se están sucediendo en todos los ámbitos a lo largo y ancho del mundo. Lo que si podemos ver, es que muchas cosas se están moviendo y a gran velocidad.
Por otro lado, la ciudadanía en occidente, continúa observando ajena e impasible todos estos movimientos. En el mejor de los casos nos ufanamos de que el mundo árabe ha decidido exigir un cambio y zambullirse en el sistema democrático de gobierno del que disfrutamos en occidente.
Pero aquí caben dos apreciaciones: Por un lado, no tenemos ni idea de que tipo de gobierno puede resultar de dicho proceso pues, los islamistas radicales tienen tantas opciones como los demás y por otro lado, la democracia de la que “disfrutamos” no es el sistema “ideal” que conceptualmente parece.
Las leyes de la democracia se fundamentan en:
1º: la Soberanía popular (inexistente pese a que cualquier político diría que va viento en popa).
2º: Libertad jurídica e individual (seriamente dañada).
3º: Igualdad (que puedo decir…..).

Como casi siempre demostramos una gran capacidad para concebir hermosas ideas y una extraordinaria dificultad para traducirlas en hechos concretos.

También quiero subrayar que paises reconocidos como democracias avanzadas y asentadas de primer orden, han estado proporcionando armas durante décadas a tiranos como Gadafi para masacrar, amedrentar y someter a esos pueblos que ahora claman libertad y a los que en este momento jaleamos….. ¿Cabe contradicción más flagrante?. Si. Con la ignorancia voluntaria y la pasividad, cabe cualquier cosa….

Da la sensación de que pasado un tiempo las ideas “caducan” o son fagocitadas por esa “entidad” en la que se ha consituido el propio sistema. Hablamos de innovación pero la focalizamos básicamente en los negocios. Creo que es tiempo de innovarnos a nosotros mismos. Con esto quiero decir que así como el mundo árabe exige democracia, a nosotros nos ha llegado la hora de seguir esa estela pero, para exigir un paso más en la democracia, el siguiente nivel.

Una democracia que no haga que tengas que taparte la nariz cuando te adentras en sus entrañas. Una democracia de hechos, no de palabras. De personas, no de estados. Una democracia que verdaderamente responda al espíritu con el que fue creada.
Dédalo

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