¿Quien nos gobierna?

La semana pasada el Tribunal Supremo de los Estados Unidos tomó una decisión histórica que permite a las entidades privadas que inviertan lo que consideren necesario en las campañas políticas. Obviamente el concepto "libertad de expresión" como otros, puede ser interpretado de tantas maneras que, algunas rayan lo grotesco.
De hecho, amparándose en este derecho han levantado la prohibición de que las entidades privadas financien campañas o anuncios con el fin de lanzar mensajes a favor o en contra de las candidaturas.
Con lo cual, por un lado tenemos a entidades privadas influyendo en los programas políticos de los partidos y por otro lado están estas mismas pudiendo manipular los procesos de elección de los candidatos de los mismos partidos cuyo programa después van a "comprar".
Como podemos ver el proceso queda viciado de principio a fin.
Barack Obama ha calificado la sentencia como: “devastadora para el interés público” y así es.
La Cámara de comercio Norte Americana ya ha anunciado que lanzará la campaña más cara de su historia contra los congresistas demócratas que apoyen la ley contra el cambio climático....
Considero preocupante la total desconexión entre los intereses financieros, los políticos y los de la ciudadanía, de la que sólo se espera que facilite el medio (o voto) para alcanzar el poder.
Esto dice muy poco en favor de "ellos" pero, también dice muy poco al respecto de la ciudadanía.
Unos gobiernan de espaldas a los otros y estos otros ni exigen responsabilidades, ni manifiestan inquietudes, ni cuestionan sus propios criterios de decisión.
Unos están fuertemente unidos y actúan en connivencia aprovechando la fuerza de la unión y los otros nos encontramos dispersos y sumidos en permanentes conflictos entre nosotros influidos por la manipulación de esos que dicen hacer lo mejor para los ciudadanos.
Se acerca el tiempo de que la ciudadanía sepa quién es, de exigir responsabilidades a los depositarios de nuestros votos. De articular medidas de control sobre la política y las finanzas que respondan a las necesidades del ser humano y no a las necesidades de un mecanismo voraz que fagocita sin cesar recursos y capital humano y que establece desorbitados privilegios para ciertas castas.
“Estamos moviéndonos hacia una era en la que no tendremos el senador de Arkansas o el congresista de Carolina del Norte, sino el senador de Wal-Mart y el congresista de Bank of América” se lamenta Melanie Sloan, directora de la ONG ciudadanos por la responsabilidad y la ética en Washington.
Sólo los ciudadanos podemos (y debemos) hacer algo para que las cosas sean de otro modo y en mi opinión ejemplos como el de esta ONG y otras, nos muestran un camino que emprender que nos llevará a nuevos escenarios que seguramente plantearán nuevos retos que nos harán madurar como ciudadanos y nos llevarán a ejercer nuestros derechos con mayor responsabilidad, exigencia y estableciendo las prioridades de una forma más inteligente y compasiva.....
Dédalo