Del ciudadano al CIUDADANO

En poco más de 2 años lo que cada español debe por la deuda del estado, se ha incrementado 42919 euros.¿Conocéis a alguien que se deje hurtar ese dinero sin decir ni mu ?.
Ese personaje es, el ciudadano.
El ciudadano y el individuo son el mismo perro (sin ánimo de ofender) con distinto collar. Parece que somos capaces de representar infinidad de papeles sin siquiera darnos cuenta.Como individuos podemos puedo volverme loco por ahorrarme 15 euros en una pequeña compra pero, como ciudadano no protesto ante el incremento de la deuda con cargo a mi economía o ante las subidas de impuestos arbitrarias. Qué decir de algo más lejano como los problemas del tercer mundo, por poner un ejemplo. Tragedias como las de Haití o Pakistán nos sirven para aderezar las sobremesas un par de semanas, lavar de palabra nuestras conciencias y después, al desván del olvido.
Como individuos podemos desplegar un inmenso abanico de cualidades, especialidades y características. Podemos pasar tardes enteras disertando con nuestros conocidos sobre cómo arreglar el mundo, de lo mal que está esto y lo feo que es aquello pero, ¿y como ciudadanos?.
Como ciudadanos no existimos apenas. Sólo somos los que sólo pagamos, los que no exigimos, los que no queremos involucrarnos, los que no nos informamos. En definitiva, los que permitimos. Es como si pagáramos por quitarnos responsabilidades, y parece que estamos dispuestos a pagar lo que sea menester.
Creo que vivimos tiempos en los que las relaciones humanas son muy pobres y escasas. Opino que esto debilita la sensación de pertenencia a un grupo y socava la empatía, la compasión y la generosidad.
Fomenta un individualismo nada productivo que retroalimenta la pobreza de las relaciones inter personales.
Finalmente lo que no sea nuestro reducido y conocido mundo, lo miramos con recelo, que no es más que otra manera de denominar al miedo…. Y unas relaciones teñidas por el miedo llevan al individualismo y al egoísmo. Un miedo que me impide ver algo tan evidente como que la sociedad es un todo del que formamos parte y de cuyo bienestar depende el mío. Un miedo que deriva en una falta de visión que en estos momentos se ha extrapolado a las propias naciones y está desatando una guerra de divisas entre países que hará que esta crisis aún dure mucho más y con resultados cada vez más inciertos. Deberíamos darnos cuenta de que un bien superior exige sacrificar la mezquindad con la que vivimos nuestras vidas.
Delegamos en los políticos cualquier forma de responsabilidad grupal. En unos políticos que viven una realidad paralela que progresivamente se ha ido alejando de la sociedad y que se encuentran enredados en sus tejemanejes de dinero y poder en simbiosis con nuestra indolente pasividad.
Políticos que desconocen nuestras necesidades y que utilizamos como chivos expiatorios de nuestro inmovilismo. Políticos a los que entregamos guiados por apegos y odios, más que por responsabilidad, uno de los activos más valiosos que tiene el ciudadano , el voto.
Entregamos algo de enorme valor y que podría cambiar la situación, a quién no quiere cambiar nada….
Cuando veo escenas del mundial de fútbol o de la liga y veo esas mareas de seres humanos poniendo toda su pasión y su energía dando la sensación de poder comerse el mundo, me pregunto:. ¿Por qué aquí si? ¿Por qué allí no? Con esa actitud las cosas serían sin duda muy, muy diferentes.
Y mientras jaleamos a nuestros equipos, los brokers americanos baten records en reparto de bonus empresariales a ejecutivos, repitiendo el patrón pre-crisis como si no hubiera pasado nada y con nuestra silenciosa colaboración.
Parece que los trascendentes cambios que se ciernen van a forzarnos a desempolvar dos cualidades que ayudaron al ser humano a triunfar sobre la tierra, la versatilidad y la capacidad de adaptación y sólo vendrán de la mano de una ciudadanía responsable, exigente, crítica y activa.
Es decir, de la mutación del ciudadano al CIUDADANO.
Dédalo

1 comentario:

  1. Reconozcámoslo como ciudadanos, en el mundo occidental, no evolucionamos porque no necesitamos adaptarnos a otro medio, a otra realidad; si necesitáramos adaptarnos a otra existencia daríamos este paso, nos haríamos la pregunta adecuada para salir de ahí, y nos moveríamos.
    Tenemos un sentido de justicia, pero no lo suficientemente sólido y fuerte. Los seres humanos tomaremos las riendas de nuestro destino cuando sintamos que nuestra necesidad es convertir el bienestar de la humanidad en objetivo último de nuestros actos. Cuando personas magnificas, buena gente, nos empecemos a cuestionar y no nos conformemos con ser uno más dentro de ese triste sistema. De momento, desagraciadamente, la profundidad no tiene buena prensa. Sin embargo, ya hay movimientos que están emergiendo y están despertando consciencias.

    Elphaba

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